Albert Camus: "A pesar de las ilusiones racionalistas, e incluso marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad."

domingo, 30 de septiembre de 2018

Al-Ándalus: Sociedad, economía y cultura.


Alfaquí con sus discípulos
En el contexto de la Europa medieval, sumida en la ruralización y la escasez de intercambios comerciales, al-Ándalus aportó un notable desarrollo económico, social y cultural. En la agricultura impulsaron el regadío (noria, acequias) y difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón, el azafrán, la alcachofa, la berenjena...  (sin abandonar los cereales, la vid y el olivo) que conforman muchas de las características de la cultura española y mediterránea. En la ganadería se desarrolló el ganado ovino (oveja merina) y la cría del caballo (el famoso caballo andaluz). En la minería, que estaba bajo control estatal, destacó  la extracción de plomo, cobre, estaño, azufre, cinabrio y oro, que se obtenía del lavado de diversos cursos fluviales.
            En la producción de manufacturas destaca la textil (con los brocados cordobeses o los tejidos de lana, seda y lino), la cerámica, la madera, las armas (Córdoba, Toledo), la fabricación de papel (Játiva) y de vidrio, así como muebles de taracea con nácar y marfil. El comercio se vio favorecido por  calidad y prestigio de su moneda (dinar de oro y dírhem de plata). El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde ocupaban un puesto privilegiado los bazares, las alcaicerías para la seda y las alhóndigas (para almacenar mercancías y alojar  comerciantes). Al-Ándalus mantuvo también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana. Exportaba productos agrícolas, minerales y tejidos, e importaba especias y productos de lujo del Próximo Oriente, esclavos de la Europa cristiana y oro y esclavos negros del Sudán.

 La población de Al-Ándalus se caracterizó por su diversidad étnica y religiosa. Los musulmanes, árabes, bereberes, sirios y muladíes (cristianos convertidos al Islam), convivían con mozárabes (cristianos) y con los judíos, además de los esclavos eslavos y negros. Se distribuían en grupos sociales según su origen y actividad. Así, la aristocracia árabe posee las tierras y tiene los principales cargos administrativos. Mercaderes y miembros del ejército forman parte de la clase media, y los artesanos y campesinos las clases populares. Al final del escalafón, los esclavos, poco numerosos y dedicados al servicio doméstico (eslavos) y al ejército (africanos)
Corte de Abderramán III
            Al-Ándalus fue la zona de contacto cultural entre el mundo islámico, del cual se recopilaron una amplia colección de textos literarios, filosóficos y científicos, y la Europa cristiana, siendo transmisores de múltiples influencias orientales debido a la extensión del Islam desde el Atlántico hasta la India. Durante el Califato (s. X y XI) el clima de libertad intelectual propiciado por califas como Abd-al-Rahamán III y Al-Hakam II hizo que se desarrollaran disciplinas científicas como las matemáticas, la astronomía, la botánica, la medicina, la historia y la geografía.

            La literatura alcanzó un gran desarrollo tanto en verso (Ibn Hazm) como en prosa (jarchas). Ibn Jaldún fue un importante historiador,economista, geógrafo y sociólogo, siendo “Introducción a la historia universal” su obra más importante. En filosofía destacaron Averroes y Avempace y el judío Maimónides por sus comentarios a las obras aristotélicas, las cuales llegaron al mundo occidental gracias a ellos. En el terreno científico se difundió el sistema de numeración de origen indio y el concepto de cero que sustituyeron a la numeración romana. En medicina sobresalió Abulcasis, autor de una enciclopedia médica y quirúrgica que se tradujo al latín.
Averroes

            El arte hispano-musulmán estaba marcado profundamente por la doctrina religiosa que prohibía la representación de imágenes. Por ese motivo la pintura y la escultura tuvieron poco desarrollo, siendo la arquitectura la principal manifestación artística, decorada con elementos vegetales, epigráficos y geométricos hechos con yeso o mosaico. Las manifestaciones más importantes son la mezquita, que cubre las necesidades religiosas del Islam (mezquita de Córdoba, mezquita de Toledo) y el palacio, con fines residenciales y militares (ciudad-palacio de Medina Azahara bajo el califato, Aljafería de Zaragoza en la época de las taifas y la Alhambra nazarí en Granada.
Aljafería de Zaragoza





viernes, 28 de septiembre de 2018

Ál-Andalus: Los reinos de taifas. El reino nazarí.

Los reinos de taifas (1031-1090): En el año 1031, tras la crisis final del califato, una rebelión depuso al último califa, Hisham III, y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de Taifas (en árabe facción o bandería), que se fueron reduciendo sobre todo por la incorporación de los más pequeños a otros mayores. Según la etnia que las dominaba podían dividirse en árabes o andalusíes como Córdoba, Sevilla o Zaragoza; bereberes como Granada o Málaga, y eslavas como Valencia. Seguían siendo territorios prósperos económicamente y en algunos casos tuvieron gran importancia cultural pero su supervivencia dependía, con frecuencia, del pago de parias o tributos a los cristianos. 


Los almorávides (1090-1144): A finales del siglo XI ante el avance de los reinos cristianos, que en el 1085 conquistan Toledo (Alfonso VI de Castilla), los reyes de las taifas reclamaron el apoyo de los almorávides, musulmanes ultraortodoxos, que habían formado un gran imperio en el norte de África. Su dirigente Yusuf ibn Tashfin llegó a la península en el año 1086 y venció a Alfonso VI en la batalla de Sagrajas (Badajoz) tras lo que regresó a África. Pero en el 1090 retornó a la península con el objetivo de conquistar los reinos taifas. Pero no llegó a consolidarse del todo y en el siglo siguiente caería el poder almorávide estableciéndose los segundos reinos de taifas hacia el año 1144.
Los almohades (1144-1248): Al mismo tiempo que los almorávides eran derrotados en al-Ándalus, su imperio africano desaparecía y un nuevo imperio, el Almohade, surgía y los derrotaba en África. El dominio almohade de la Península se inició en 1147 con la ocupación de Sevilla, pero no terminó hasta 1172. Lograda la unificación de Al-Ándalus, los almohades aumentaron su ataque contra los reinos cristianos. En 1195 el califa Yusuf II aplastó al ejército castellano dirigido por Alfonso VIII en la batalla de Alarcos. La gravedad de la situación obligó a los reyes cristianos a relegar sus diferencias internas para hacer un frente común contra los almohades (bula de cruzada del Papa Inocencio III).
Batalla de Alarcos 1195

            En el año 1212 las tropas cristianas destrozaron al ejército almohade en la batalla de las Navas de Tolosa. Con esta derrota el poder de los almohades en la Península quedó prácticamente aniquilado, conformándose poco después el Reino Nazarí de Granada como último reducto de la presencia musulmana en la península.

Batalla de las Navas de Tolosa, 1212
            El reino nazarí (1248-1492): El reino de Granada ya existió como taifa tras la desaparición del Califato de Córdoba (1031) hasta la llegada de los almorávides, y se volvió a formar tras el hundimiento del Imperio Almohade. Su fundador, Muhamad I (1237-1273) de la familia de los Banu Nasr, contó con importantes enclaves como Málaga y Almería y se convirtió en tributario de los reyes castellanos para mantener su independencia. En el S. XV se inicia el periodo de debilidad a causa de las frecuentes luchas entre las familias nobles que querían el trono granadino. El último rey nazarí ,Boabdil, ascendió al trono tras una revuelta popular (contra su padre) y otra guerra civil contra su tío Zagal, facilitando el avance cristiano hacia Granada culminado el 2 de enero de 1492 con las capitaluciones de Santa Fe entre Boabdil y los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Fue el final de al-Ándalus.


martes, 18 de septiembre de 2018

al-Ándalus: La conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y Califato de Córdoba.


La conquista islámica de la Península y la formación de al-Ändalus se enmarcan en el proceso de expansión general de una nueva religión, el Islam, y de una civilización, la árabe, extendida de manera vertiginosa por Asia oriental y el norte de África desde la predicación de Mahoma en el siglo VII en Arabia.
Aprovechando las habituales disputas dinásticas de los visigodos y alentados por la yihad, los musulmanes, mayoritariamente bereberes, dirigidos por Tariq atraviesan el estrecho de Gibraltar (711) y derrotan en la batalla de Guadalete al ejército de Don Rodrigo, último rey visigodo. El gobernador Musa completaría la ocupación.
            La invasión musulmana (711-714) En tres años conquistan toda la península, excepto algunas zonas de la franja cantábrica y los Pirineos donde fueron derrotados en la batalla de Covadonga en el 722 por los astures y más tarde por los francos en Poiters (732), lo que supuso el fin de la expansión musulmana por Europa. Habitualmente se firmaron capitulaciones que permitieron a los conquistados conservar sus tierras, a cambio del pago de tributos. La rapidez de la conquista fue debida en parte a la tolerancia musulmana hacía cristianos y judíos (Gentes del Libro) y al desinterés de la mayoría de la población en defender una monarquía con la que no se identificaba. Inicialmente los no-musulmanes deben pagar impuestos especiales como la yizya y el jaray, lo que fomentará, junto con el prestigio de la nueva religión, las conversiones al Islam.
El Emirato dependiente de Damasco (714-755) Tras la conquista musulmana, la península se convirtió en una provincia o emirato del Califato de Damasco, gobernado por un emir que actuaba en nombre del califa Omeya. En esta etapa fueron frecuentes las rebeliones bereberes, descontentos por el desigual reparto de las tierras que hacía la élite árabe.

            El Emirato independiente (756-929): En el año 756, Abd-al-Rahmán I, un miembro superviviente de la familia Omeya, familia expulsada del califato por los Abbasíes, llegó a la península haciéndose con el poder y proclamándose emir independiente, jefe político pero no religioso. Fue una etapa de consolidación del poder musulmán, estimulándose el desarrollo económico y urbanístico.
            EL Califato de Córdoba (929-1008) En el año 929 Abd-al Rahmán III, se autoproclamó califa, jefe político y espiritual, este periodo del califato representó la época de máximo esplendor cultural del Al-Ándalus, cristalizado en la mezquita de Córdoba o en Medina al-Zahira. En el año 976 Almanzor, el ministro principal o hayib de Hisham II, se hizo con el poder y convirtió el califato en una dictadura militar apoyado en las victoria de su ejército contra los núcleos cristianos del norte.

La crisis del Califato (1008-1031): A la muerte de Almanzor las rebeliones, violencias y luchas entre bandos rivales (fitnas) acabaron con el califato, que terminaría en el año 1031 cuando una rebelión depuso al último califa, Hisham III y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de Taifas.

lunes, 17 de septiembre de 2018

El reino visigodo. Origen y organización política. Los Concilios.


 
En el contexto de crisis final del Imperio Romano, a principios del siglo V se vivieron las invasiones de los pueblos germánicos (bárbaros para los romanos). Eran los suevos, vándalos y alanos, que habían cruzado el Rin en la nochevieja del 406 . Estos pueblos devastaron el territorio y Roma acudió a otro pueblo germánico aliado, los visigodos,  que llegados desde la Galia consiguieron expulsar o arrinconar a la mayoría de invasores. Tras asentarse en la Península, con la caída de Roma (476) y la derrota ante los francos (Vouillé 507), la mayor parte de su pueblo atravesó el Pirineo y conformarían el reino visigodo, con capital en Toledo. Se iniciaba la Edad Media.

Dos siglos duró la dominación visigoda, llevada a cabo por una minoría de entre 100 y 200 mil personas que tuvo que acabar asimilando la superior civilización hispanorromana, tendiendo a unificar progresivamente los dos pueblos.

La unificación territorial fue impulsada por Leovigildo, tras derrotar a suevos y bizantinos.

La unificación religiosa la llevo a cabo Recaredo, que en el III Concilio de Toldo, 589, declaró el catolicismo religión oficial, abandonando el tradicional arrianismo visigodo.

La unificación legislativa la propició Recesvinto, al promulgar el Liber Iudiciorum, código legal común para godos y romanos
            Los visigodos introdujeron en Hispania la monarquía electiva como forma de gobierno. Esta tradición dio lugar a una constante inestabilidad, ya que las grandes familias aristocráticas se enfrentaban en luchas sangrientas por el poder, y los reyes visigodos trataron de asociar al trono a sus herederos para asegurar la sucesión. El Rey representa a la nación, controla la diplomacia exterior, en el interior es juez supremo , acuña moneda y convoca concilios.

            La organización política del reino visigodo se basaba en una administración central, formada por el Officium Palatinum, organismo integrado por nobles (comités o condes) que ayuda al rey a gobernar a través del Aula Regia, consejo asesor del monarca para asuntos administrativos, militares y de justicia. En la administración territorial los Dux eran los encargados de los asuntos militares, civiles o judiciales de las provincias y los comes civitatis, que gobernaban las ciudades .


Los Concilios de la Iglesia de Toledo, completaban la organización política visigoda. Eran asambleas legislativas formadas por los obispos, miembros de la nobleza y por el rey. Los concilios eran de tradición romana, y en ellos se refrendaban las decisiones de los reyes, dotándolas de fuerza legal. Los obispos pasaron a actuar como jueces e inspectores de impuestos, adquiriendo enormes extensiones de tierra y esclavos.  





Durante la dominación visigoda se continuaron las tradiciones romana y cristiana, aunque en una sociedad ruralizada, caracterizada por un progresivo aumento de los lazos de dependencia económica y personal (feudalismo), el predominio de nobleza e Iglesia y un empobrecimiento cultural evidente.  Solamente destaca extraordinariamente la monumental obra de san Isidoro de Sevilla (Etimologías), la orfebrería con fíbulas o  coronas votivas (Tesoro de Guarrazar)  y el sencillo pero encantador arte visigótico de pequeñas iglesias rurales como San Pedro de la Nave,San Juan de Baños o Quintanilla de las Viñas.

domingo, 16 de septiembre de 2018

Conquista y Romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y cultural.





La romanización es el proceso de aculturación por el cual las sociedades autóctonas de la P. Ibérica adoptan las instituciones, la cultura y la mentalidad de los conquistadores romanos. Este proceso se llevó a cabo a través de los soldados, los comerciantes y los funcionarios.
La conquista romana:  Las legiones romanas llegan a la península en el 218 a.C., con motivo de las Guerras Púnicas, en las que vencen a los cartaginenses (Escipión contra Aníbal) y que dan lugar a una conquista larga y que dividimos en tres fases. En la primera, vencen a los cartagineses y ocupan el litoral mediterráneo, que será la zona con una romanización más intensa y duradera. En la segunda, ocupan la meseta central, luchando duramente con los pueblos autóctonos (los lusitanos de Viriato o Numancia como ejemplo). Por último, ya a finales del siglo I a. C.,  Augusto conquistará la zona norte en las guerras cántabras, que finalizan  con la llamada Pax Augusta (representada en su "Ara Pacis Augustua" en Roma).
Hispania se convierte en una provincia esencial de la República y del Imperio, profundamente romanizada, y será subdividida para mejorar la administración y explotación (Citerior/Ulterior primero, Lusitania,Baetica, Tarraconensis, etc.). Las ciudades son la base esencial de la romanización, sede de las instituciones y edificios públicos, y basadas en fundaciones que siguen el modelo urbanístico romano (Tarraco, Emerita Augusta, Caesaraugusta,Santiponce etc.).Sus huellas aún están presentes en los antiguos trazados de urbes como Pamplona o León. De algunas de ellas salieron emperadores tan importantes como Trajano, Adriano o Teodosio, así como poetas e intelectuales como Lucano o Séneca.


El legado romano:  Las aportaciones fundamentales de Roma fueron de índole económico (estrechas relaciones comerciales) y culturales: implantación del Derecho Romano y la ciudadanía; el latín, que sustituye a las lenguas prerromanas; las obras de ingeniería y arquitectónicas (acueducto de Segovia, calzadas, arcos, puentes como el de Alcántara o los de Mérida) la religión imperial (primero el paganismo y el culto al emperador y desde el s IV d.C con el edicto de Constantino, el cristianismo), etc.   Su legado será tan importante que incluso con la conquista visigoda su influencia pervivirá a través de las leyes, las instituciones o el arte, formando parte esencial de la cultura mediterránea y occidental. 






viernes, 14 de septiembre de 2018

Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas. Fenicios, griegos y cartagineses. Tartessos.



 
Durante el primer milenio a.C. y ya en plena Edad del Hierro, conviven en la Península Ibérica pueblos autóctonos, llamados prerromanos,  con pueblos colonizadores procedentes del ámbito Mediterráneo oriental, es la llamada protohistoria (periodo de transición de la prehistoria a la historia en la que las fuentes escritas son indirectas o incipientes). 
  El reino de Tartessos se desarrolló en el Valle del Guadalquivir. Poseía una monarquía hereditaria (el legendario Argantonio) y su economía se basaba en la explotación minera y en el comercio con los fenicios. Además desarrollaron la escritura y una orfebrería muy refinada(tesoro de Carambolo, tesoro de Aliseda), pero hacia el s. VI a.C desaparecieron misteriosamente, como casi todo lo que rodea a esta cultura. 

Los pueblos iberos se instalaron en las costas del Mediterráneo y el valle del Ebro, tenían una lengua propia aún no descifrada pero común, y  una economía de base agraria y comercial. Su organización política estaba liderada por una élite aristocrática (como atestiguan los ajuares funerarios hallados con armas como la célebre falcata ibérica) y afortunadamente conservamos hallazgos artistícos tan célebres como las damas de Baza y Elche, que atestiguan el importante desarrollo cultural y sus vínculos orientales.



 Los celtas eran de origen indoeuropeo y ocuparon las cordilleras del Norte. La economía se basaba en la pesca, la ganadería y la recolección, vivían en castros fortificados y se organizaban en clanes. No poseían escritura y apenas sufrieron influencias de los colonos Dominaban la metalurgia del hierro y la artesanía textil,  y la magia y la adivinación jugaban un papel muy importante en sus creencias. Galaicos, astures, cántabros, lusitanos a vascones representan la influencia del mundo atlántico en la Península 

Los celtíberos eran un  conjunto muy heterogéneo de pueblos de origen celta que habitaban la Meseta central, como los arévacos. Vivían en poblados fortificados y tuvieron importantes contactos con pueblos colonizadores y con los iberos. Mantenían una gran cohesión tribal y su conquista fue muy difícil para los romanos (Numancia).  La economía era de base agrícola y ganadera (verracos)

            Estos pueblos fueron influenciados económica y culturalmente por los colonizadores mediterráneos. Los fenicios y griegos llegaron con la intención de comerciar, pero los cartagineses llegaron con la intención de conquistar. Los fenicios procedían del Lilbano y fundaron factorías comerciales por todo el Mediterráneo sur, siendo Gadir o Malaka fundadas en el s. VIII a.C. Los griegos proceden de Massalia (actual Marsella) y fundaron polis como Rodhes y Emporion, siendo su influencia decisiva para la futura conquista romana. Los cartagineses procedían de Cartago, Túnez, antigua colonia fenicia, y conquistaron todo el Sur y Sureste peninsular con importantes líderes como Anibal, de la familia Barca. En las guerras púnicas (siglos II-II a.C.) se enfrentarán a Roma por el control del mediterráneo, y con su derrota se iniciará la romanización de la P. Ibérica. Los colonos aportaron a la Península el torno de alfarero, la vid, el olivo, las gallinas, la moneda, un alfabeto, y estrecharon los contactos comerciales y culturales de la península con el resto del Mediterráneo, es la entrada de los pueblos peninsulares en la Historia.