Durante el reinado de Alfonso XIII, la descomposición y corrupción del sistema de la restauración llevó a Primo de Rivera a encabezar un golpe de estado militar, recuperando al viejo "cirujano de hierro" que volvería a poner el orden en el país. Un orden que se veía alterado por la propia naturaleza oligárquica del poder, las tremendas desigualdades sociales y la efervescencia del socialismo y el anarquismo.
El movimiento obrero, la renovación militar planteada en 1917, el anticlericalismo y el nacionalismo catalán, unidos a los partidos republicanos y a la intelectualidad del país tejieron una serie de alianzas o confluencias que derribaron el caduco turno de Cánovas y al propio dictador en una época de bonanza económica para el país, inmerso en su primer y auténtico despegue industrial El caciquismo,el desprestigio del monarca y la institución, unido al fracaso exterior en Cuba o Marruecos trajo a España la II República en 1931. Por ello, cuando al fin las elecciones municipales del 12 de abril dieron la victoria a las candidaturas republicanas, todo un país estaba por hacer aún, por eso el 14 de abril aún perdura como día de inmaculada ilusión y esperanza.
Hoy, febrero de 2013, bajo una monarquía y un gobierno corruptos, inmersos en una crisis estructural y mundial en la cual España tiene ración doble por su idiosincrasia e individualismo histórico, los españoles no pueden imaginar nada que los ilusione ya. Con un régimen bipartidista en caída libre, un estado del bienestar que nunca fue y que cada día es pasto de las redes de negocios del capitalismo de amiguetes que nos gobierna, con una izquierda en auge pero carente de imaginación y de realismo, hoy, precisamente es cuando el espíritu republicano, la lucha por el país que nunca tuvieron nuestros abuelos (y que fueron fusilados por pretender realizarlo) debe ser nuestra fuerza y la ilusión que mueva nuestra lucha.
Creo en un gran frente unitario que se articule en torno a la exigencia de un proceso constituyente inmediato que sitúe a todos los grupos sociales y políticos en un escenario verdaderamente democrático y transparente, sin rémoras, herencias o continuismos con el presente régimen, heredero del franquismo. Esa ruptura que no se produjo a la muerte de Franco es hoy posible, y así se debe hacer con la deuda ilegítima, auténtica tortura sobre la ciudadanía y explicada por la "austeridad" necesaria para salir del hoyo. Tras las revelaciones de la mayor trama de corrupción de España, la financiación ilegal del partido popular y de la casa real, el apego ciudadano, a veces insólito a las figuras paternalistas de los jefes de estado o de gobierno ha cambiado, y la hora de la ruptura,de la lucha y de los consensos está ya aquí. Generosidad y unidad, y de una vez, la República, para cambiarlo todo, como decía un eslogan de las juventudes comunistas.
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