La acción del SAT liderada por Sánchez Gordillo, que repartió comida de un centro comercial entre los desahuciados sin recursos ha destapado las verguenzas de una clase política sumisa a los explotadores como el señor Roig o Amancio Ortega, elevados por una maquiavélica campaña de comunicación a los altares de los "emprendedores" del sistema. La acción de denuncia de la pobreza que hicieron los sindicalistas andaluces ha desnudado a los reaccionarios de este país, desde UPyD y PSOE hasta la caverna mediática que marca el discurso del partido ultraderechista conocido como PP.
Desobedecer leyes injustas,boicoteos a empresas explotadoras, protestas desde la no violencia, ocupaciones y acciones como las del SAT marcan una forma de lucha que en los próximos meses se va a extender, no queda mucho margen para mantenerse al margen como brillantemente dibujaba El Roto. Ojalá que logremos la coordinación de las fueras sindicales, sociales, ciudadanas y políticas de izquierda en un gran frente común, en un gran bloque social que haga caer a este gobierno e inicie un verdadero cambio de sociedad, participativa, justa y sostenible. Lo que está claro es que, al margen de diferencias sólo desde la unidad y la generosidad podremos hacer de las movilizaciones fragmentarias y a veces estériles algo grande que haga temblar a los gobiernos. Ellos son los que deben tener miedo, a nosotros poco nos queda ya. Sólo resta la movilización constante, inteligente y el cambio de mentalidad económica y medioambiental que haga viable otro mundo, otra sociedad. En el camino se quedarán los miserables que apoyan este régimen.
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