La Península Ibérica posee una gran cantidad y variedad de yacimientos en los que se recogen los vestigios de sus primeros pobladores, desde el Homo antecesor en Atapuerca, pieza clave para entender el desarrollo del proceso de hominización, hasta los modernos Homo sapiens, pasando por el Homo heidelbergensis o el neanderthal. En función de la tecnología, es tradicional la división entre el paleolítico (desde la llegada de los primeros homínidos a la península hace más de un millón de años) y el neolítico, desde unos 10.000 años atrás con el inicio del sedentarismo y la agricultura o la ganadería.
El Neolítico: El fin de las glaciaciones hace unos 10.000 años trajo consigo la retirada de los hielos y unas temperaturas más suaves. Desde Oriente Medio se introdujeron por la costa oriental de la Península las plantas y especies de animales domésticos que constituirán la fuente de alimentación del ser humano,que ampliará su dieta de manera notable, produciéndose un gran aumento demográfico. La
cultura neolítica desarrolla una economía productiva, con la agricultura y la
ganadería (“Revolución neolítica”). Se inicia el sedentarismo y con él, el
desarrollo de l arquitectura y el megalitismo, favorecida por el crecimiento de la población.
Empieza la división del trabajo y la propiedad privada. A nivel tecnológico, se
desarrolla la piedra pulimentada, los tejidos y la cerámica. Comienzan la especialización y la jerarquización social.
Las nuevas formas de vida se extendieron desde Cataluña a Andalucía o el sur de Portugal, penetrando en el interior. Descubrimos una gran variedad regional en la península. Destaca la cultura de la cerámica cardial (V milenio a.C.), del área catalana, con sepulcros en fosa formando necrópolis. En Andalucía, yacimientos como los de la cueva de Carigüela (Granada), la de Nerja y la de los Murciélagos (Córdoba), muestran un gran desarrollo de los cultivos cerealísticos. En la región levantina yacimientos como los de la Cova de l'Or (Alicante) y Cova Fosca (Castellón). En la meseta y la zona vascocantábrica la neolitización es más tardía.
Las nuevas formas de vida se extendieron desde Cataluña a Andalucía o el sur de Portugal, penetrando en el interior. Descubrimos una gran variedad regional en la península. Destaca la cultura de la cerámica cardial (V milenio a.C.), del área catalana, con sepulcros en fosa formando necrópolis. En Andalucía, yacimientos como los de la cueva de Carigüela (Granada), la de Nerja y la de los Murciélagos (Córdoba), muestran un gran desarrollo de los cultivos cerealísticos. En la región levantina yacimientos como los de la Cova de l'Or (Alicante) y Cova Fosca (Castellón). En la meseta y la zona vascocantábrica la neolitización es más tardía.
La Edad de los Metales: Posteriormente, con el dominio de la metalurgia (cobre, bronce e hierro) se intensificaran la agricultura, la minería o el textil, desarrollándose importantes culturas como las de Almería (Los Millares , El Argar) o las Islas Baleares (Talayótica y sus megalitos tan peculiares) y se recibirán influencias europeas como los campos de urnas o el vaso campaniforme (Ciempozuelos) que indican como las relaciones comerciales se van a ir ampliando. La jerarquización social será muy marcada, apareciendo cistas funerarias, ajuares lujosos y necrópolis de gran tamaño.
Sin
duda, el arte rupestre es la mayor representación cultural de la Prehistoria y
fue creado para decorar las paredes y techos de cuevas y abrigos. Durante el
Paleolítico, se usan técnicas (grabado, bajorrelieve o pincel) y
pigmentos naturales (rojo, ocre y negro), siendo la policromía la
característica fundamental. Se representan con gran realismo escenas de caza y
animales, con tendencia al naturalismo, pero sin figuras humanas. Las grandes manifestaciones del arte rupestre
franco–cantábrico, son la cueva de Altamira, La Pasiega, el Castillo
(Cantabria) y Tito Bustillo (Asturias).
La pintura rupestre mesolítica y neolítica tiende
a la monocromía, al esquematismo, son poco naturalistas y casi geométricas.
Aparece la figura humana y las escenas de grupo que reflejan escenas de la vida
cotidiana. Destacan las manifestaciones artísticas del arte rupestre levantino
(6000-2000 a. C), siendo los yacimientos más destacados los de Cogull (Lérida),
Val del Charco del Agua Amarga (Teruel), Valltorta (Castellón) o Minateda
(Albacete).
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