Las etapas políticas de la
democracia española tras la muerte de Franco se articulan en torno a la alternancia entre el centro izquierda
que representaría el PSOE de González primero y Zapatero después y las
distintas variantes del centro derecha y la derecha conservadora representadas
por la UCD de Suárez primero y el Partido Popular de Aznar y Rajoy después.
La influencia de los nacionalismos
catalán y vasco sería decisiva en los 90, mientras que el peso del PCE fue
declinando, integrándose en 1986 en Izquierda Unida.
Gobiernos de la UCD de Adolfo Suárez (1977- 1981):
Durante este convulso e intenso período se afrontaron cuestiones críticas en un
clima de crisis económica y conflictividad social. Desde muchos sectores se pedían amplias reformas políticas y
sociales, pero éstas se veían amenazadas
por grupos que estaban dispuestos a imponerse mediante la violencia
(terrorismo, sectores del ejército, la ultraderecha). La situación económica española se había deteriorado extraordinariamente
desde finales de 1973, tras la crisis del petróleo. La inestabilidad
política hacía imposible la adopción de medidas para luchar contra la crisis y
a mediados de 1977 la inflación llegó al 40 %, el déficit del Estado era
enorme, el paro aumentaba cada vez más y la conflictividad laboral se mantenía
en unos niveles altísimos. Desde el
gobierno se propuso un pacto social entre todas las fuerzas políticas para
hacer frente a la situación. Tras negociar con todos los partidos se firmaron
los Pactos de la Moncloa (octubre de 1977), que establecían medidas para luchar
contra la inflación , una reforma fiscal (subida de los impuestos para las
rentas más elevadas) y al aumento de las prestaciones de la Seguridad Social.
Suárez convocó nuevas elecciones generales en marzo de 1979, que
confirmaron los resultados de las elecciones de 1977. UCD obtuvo la victoria
mientras que el PSOE fue el partido más votado de la oposición. Pocas
semanas después se convocaron las
primeras elecciones municipales, en las cuales el PSOE consiguió la alcaldía de
las principales ciudades españolas, como Madrid, Barcelona o Valencia.
En noviembre de 1978 se desmontó
la llamada “Operación Galaxia”, un
plan golpista que intentaba detener las reformas políticas que se estaban
llevando a cabo. A principios de 1981,
en medio de una situación muy tensa, estalló una grave crisis política dentro
de UCD al discutirse el liderazgo de Suárez dentro del partido, y este presentó
la dimisión como presidente del gobierno. Aprovechando esta situación un grupo
de militares planeó un golpe de estado que ejecutaron el 23 de febrero de 1981,
cuando el Congreso de los Diputados votaba la investidura de Leopoldo Calvo
Sotelo como nuevo presidente del gobierno. Más de 200 guardias civiles dirigidos por el teniente coronel Antonio Tejero
ocuparon el Congreso de los Diputados y secuestraron al gobierno y a los
diputados. Al mismo tiempo, en Valencia, el general Milans del Bosch
declaró el estado de guerra y ocupó militarmente la ciudad. Durante unas
cuantas horas se vivió una gran incertidumbre porque muchos generales dudaban
sobre qué actitud tomar. Finalmente, el
rey logró reconducir la situación (mediante un discurso televisado en el que
como jefe de las fuerzas armadas, desautorizaba el golpe) y el golpe militar
fracasó.
Tras el golpe se reprodujeron las
disputas internas en UCD. La crisis se acentuó cuando Fernández Ordóñez,
ministro de Justicia, impulsó la Ley de divorcio, que era apoyada por unos y
rechazada por otros. En pocos meses UCD
se fragmentó definitivamente: algunos ingresaron en el PSOE o en AP, Suárez
constituyó un nuevo partido, el Centro Democrático y Social (CDS). Ante esta
situación, Calvo Sotelo disolvió las Cortes y convocó elecciones generales.
Los gobiernos de Felipe González 1982-1996: Las elecciones generales del 28 de octubre de 1982 supusieron una victoria
abrumadora para el PSOE, que, con la promesa del cambio, obtuvo más de diez
millones de votos y una amplia mayoría absoluta. El segundo partido más votado fue AP, liderado por Manuel Fraga. Tanto UCD
como el CDS sufrieron un descalabro. El PSOE mantuvo su hegemonía en sucesivas elecciones (autonómicas,
municipales y generales de 1986, 1989 y 1993), hasta 1996.
Esta mayoría parlamentaria le permitió llevar a cabo, sobre todo en
los primeros años, una política de modernización de España, extendiendo el
régimen de Seguridad Social y generalizando la sanidad pública, implantando un
nuevo sistema educativo (la LOGSE ampliaba hasta los 16 años la enseñanza
obligatoria), y llevando a cabo una reforma fiscal. Algunas reformas que
atentaban contra los pilares de la mentalidad franquista provocaron una grave
polémica como la despenalización parcial del aborto, el reconocimiento de la
objeción de conciencia y el servicio social sustitutorio.
En el terreno económico la lucha
contra la inflación y el paro fueron objetivos fundamentales del gobierno y
aunque se consiguió frenar la inflación (del 14% en 1982 al 8% en 1985), la lucha contra el paro fue un importante
fracaso del gobierno socialista, que siguió creciendo hasta situarse en los
niveles más altos de Europa,
incrementado por una obligada reconversión industrial que forzó el cierre de
numerosas empresas. El resultado fue un creciente descontento de los trabajadores que culminó en la jornada de huelga
general del 14 de diciembre de 1988 que paralizó España.
El terrorismo, que apareció en
los últimos años del franquismo, se convirtió en uno de los mayores problemas
de la sociedad española. ETA, que no aceptó el nuevo sistema político ni el
estatuto de autonomía vasco (querían la independencia lo que ellos denominaban
Euskalherria, que además de las tres provincias vascas comprendía Navarra y
parte del País Vasco francés) siguió actuando mediante atentados cada vez más
indiscriminados (en un primer momento solo atentaban contra los militares y los
diferentes cuerpos de la política, pero posteriormente comenzaron a atacar a
todos los sectores de la sociedad, como en el caso del atentado de Hipercor en Barcelona).Para luchar contra ellos se creó, con apoyo del Estado, el GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) grupo terrorista que atentó contra militantes y simpatizantes de ETA, uno de los asuntos más turbios de la época socialista, que al ser sacado a la luz (los responsables fueron juzgados y encarcelados) influyó decisivamente en la derrota socialista. Pero gracias al acuerdo entre los gobiernos de España y Francia (1984), la lucha contra ETA recibió un gran impulso (Francia negó asilo político a los terroristas de ETA, país que había sido el santuario de la banda durante años) confirmado con la firma del Pacto de Ajuria Enea(1988) por todos los partidos democráticos vascos. En 1989 el gobierno intentó una negociación con ETA, que fracasó (conversaciones de Argel).
Respecto a la política exterior, el último gobierno
de UCD había aprobado la integración de
España en la OTAN, aunque el PSOE se
opuso (bajo el lema «OTAN, de entrada no»
inició una activísima campaña en la calle solicitando un referéndum). No
obstante, cuando el PSOE llegó al poder,
ante la evidencia de que la entrada en la OTAN estaba muy relacionada con la
adhesión de España a la Comunidad Económica Europea el gobierno socialista,
tras convocar un referéndum (1986) hizo campaña a favor de la permanencia en la
OTAN (aunque el gobierno obtuvo el sí, fue por un margen pequeño, y supuso
una profunda decepción para muchos de sus votantes). El 12 de junio de 1985 se firmó el tratado de adhesión de España a
la CEE, que preveía la entrada de España el 1 de enero de 1986.
Desde 1990 el descrédito del gobierno fue en aumento al
hacerse públicos una serie de gravísimos escándalos que implicaban a dirigentes
del PSOE: la financiación irregular del partido, el enriquecimiento ilegal de
importantes dirigentes socialistas, algunos de los cuales tenían
responsabilidades de gobierno (como Luis Roldán, director general de la Guardia
Civil), las escuchas telefónicas a algunas personalidades políticas del país e
incluso la guerra sucia contra ETA (los GAL). El clima político era muy
agrio y crispado entre el PSOE y el PP. Finalmente, CiU retiró su apoyo al PSOE
(en 1993 no había obtenido mayoría absoluta), y se convocaron elecciones
generales en 1996.
Los gobiernos del PP de José María Aznar (1996-2004): Las siguientes elecciones se celebraron el 3 de marzo de
1996 y dieron una ajustada victoria al PP, aunque en el 2000 nuevas elecciones
le darían la mayoría absoluta. Los años del gobierno de Aznar estuvieron
marcados por éxitos y por fracasos. Se
hizo una política económica, basada en una orientación neo-liberal, encaminada
a reducir el gasto público en beneficio de la actividad privada, a la vez que
se buscaban cumplir los criterios económicos de convergencia económica europea
para poner en marcha la moneda única. El auge económico mundial, acompañó a
esta política lo que permitió reducir el paro y sostener las pensiones.
El problema del terrorismo fue uno de los campos más complejos, sobre todo
tras la crisis del verano de 1997, cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco,
un concejal del PP tras un ultimátum de ETA, provocó una gran movilización
social.
El PNV y otras organizaciones nacionalistas vascas firmaron en
septiembre de 1998 el Acuerdo de Lizarra para buscar una solución al conflicto
vasco, siguiendo el modelo irlandés. Cuatro días después Eta declaró una
tregua indefinida, que rompió tras algo más de un año. En el año 2000 se
produjo una nueva escalada de atentados. Ante
esta situación PP y PSOE firmaron un Acuerdo por las libertades y contra el
terrorismo. Pero en general la lucha contra el terrorismo fue positiva tanto en
el campo policial, como en lo político o lo judicial (ilegalización de HB,
detención de numerosos comandos, ataque a su aparato de financiación y a sus
medios de comunicación, etc.).
Sin embargo en otras cuestiones su actuación política creó un fuerte
rechazo de la sociedad, lo que a la postre provocó su derrota electoral.
Asuntos como la guerra en Irak, su intransigencia frente a los grupos
nacionalistas, el Plan Hidrológico Nacional, la gestión del hundimiento del
petrolero Prestige o la Ley de la Calidad de la Enseñanza fueron restándole
apoyos. Los atentados de la estación de Atocha días antes de las elecciones, de
los que se consideró responsable al gobierno por su participación en la guerra
de Irak, provocaron el cambio del voto de muchos españoles, lo que supuso la
formación de un nuevo gobierno socialista liderado por Rodríguez Zapatero
(marzo de 2004):
Tras ello, y pese a unos primeros años con políticas de mayor calado social (ley matrimonio
entre personas del mismo sexo, ley de memoria histórica), y el fin del
terrorismo de ETA (formalizado en 2018) la crisis económica de 2008 se llevó por delante el gobierno socialista
en 2011, surgió el movimiento 15M que supuso una sacudida de la sociedad y
canalizó las protestas, protagonizadas por los jóvenes indignados pero también
pensionistas y colectivos por todas las plazas del país.
Mariano Rajoy ganaría las elecciones en 2011 y gobierna
hasta la actualidad, sacudida por las políticas de recortes y la salida de la
crisis, los escándalos de corrupción, la
relación de Cataluña con el resto del Estado y el auge de los nuevos partidos,
Podemos primero con Pablo Iglesias al frente y Ciudadanos después con Albert
Rivera.
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