Una vez fracasado el golpe del 18 de julio, se inicia el enfrentamiento entre los dos ejércitos, el sublevado
y el leal a la República, en una guerra civil que durará tres años y dividirá
España en dos zonas y en la que distinguimos varias fases militares:
La primera etapa (julio 36-marzo 37) está marcada por dos
acontecimientos fundamentales, el cruce del
estrecho de Gibraltar por parte del ejército de África (con ayuda de la
aviación italiana y alemana) y la marcha
hacia Madrid, fundamental para Franco al considerar que la guerra terminaría
tomando la capital. Yagüe y Franco
consiguen avanzar por el occidente andaluz tomando Badajoz, consiguiendo
enlazar las dos zonas sublevadas y dejando a su paso una brutal represión (destacando Queipo de Llano en Sevilla o Arias Navarro posteriormente en Málaga). Franco,en lugar de ir directamente a
Madrid, se dirige a Toledo, asediado por
los republicanos, necesitado de una victoria simbólica como será la liberación del Alcázar.
Las tropas de Mola, venidas desde Navarra y con refuerzos castellanos fueron detenidas en la Sierra de Guadarrama por los milicianos en una de las primeras batallas de la guerra. Con Franco a las puertas de la capital, el gobierno se traslada a Valencia, dejando a la Junta de Defensa del general Miaja encargada de la defensa de Madrid. Soprendentemente, y a pesar de los bombardeos y el despliegue militar de Franco, la capital resistió, gracias al empuje miliciano ,a las Brigadas Internacionales y a la ayuda soviética. Es el legendario Madrid del “No pasarán” acuñado por la dirigente comunista Dolores Ibárruri (“La pasionaria”).
Tras el fracaso, Franco decide realizar una serie de maniobras envolventes para tomar la ciudad y aislarla, pero la extraordinaria defensa republicana en el Jarama y sobre todo en Guadalajara (primera gran victoria republicana ante los italianos) se lo impidieron. Esta primera fase en ambos bandos está marcada por el protagonismo de las milicias, que posteriormente serían militarizadas o disueltas a favor de una regularización, centralización y profesionalización de las mismas. En ellas participaron históricos líderes como Líster, Modesto, El campesino, Mera, y sobre todo Durruti, llegado desde Cataluña con sus milicias de la CNT/FAI en pleno asedio de Madrid.
La campaña del norte (abril-octubre 1937): Los sublevados dirigieron sus esfuerzos al norte, aprovechando su aislamiento y sobre todo la ayuda italiana y de la Alemania nazi (bombardeo de Guernica por la legión Cóndor, el primer gran bombardeo aéreo sobre la población civil). El general Mola y su ejército ocuparon Vizcaya, Santander y finalmente en Asturias, sin que los republicanos pudieran impedirlo con sus ofensivas de distracción en Brunete o Belchite (ordenadas por el Jefe del Estado Mayor republicano, el general Vicente Rojo). La pérdida del norte supuso un duro varapalo para los republicanos, que perdían una importantísima zona industrial.
El avance hacia el Mediterráneo (noviembre 37-junio 38): El ejército republicano trató de tomar la ofensiva, desencadenando un importantísimo ataque en Teruel, donde tuvo lugar una de las grandes batallas de la guerra durante el crudo invierno del 37 y 38. Los republicanos consiguieron al final ocupar una capital de provincia, pero el ejército de Franco, se rehízo y recuperó la ciudad tras durísimos combates. Tras ello, y aprovechando el desgaste y desmoralización republicana inició la ofensiva sobre Aragón, tratando de dividir la zona republicana y llegar al mar. Tras la ocupación del Maestrazo y Castellón Franco consiguió su objetivo, dividiendo el territorio republicano, y aislando a Cataluña.
La batalla del Ebro y la ocupación de Cataluña (julio 1938-febrero 1939): Con la guerra muy en contra, el general republicano Rojo propuso una gran ofensiva para intentar recuperar la iniciativa en la contienda. Fue la batalla del Ebro, la mayor de toda la guerra, que intentó frenar el avance franquista hacia Valencia y volver a unir el territorio republicano. Pese a los éxitos iniciales de los republicanos en el cruce del Ebro, Franco envió refuerzos y consiguió detener el ataque, contratacando y recuperando el territorio. En noviembre terminó la ofensiva.
Las tropas de Mola, venidas desde Navarra y con refuerzos castellanos fueron detenidas en la Sierra de Guadarrama por los milicianos en una de las primeras batallas de la guerra. Con Franco a las puertas de la capital, el gobierno se traslada a Valencia, dejando a la Junta de Defensa del general Miaja encargada de la defensa de Madrid. Soprendentemente, y a pesar de los bombardeos y el despliegue militar de Franco, la capital resistió, gracias al empuje miliciano ,a las Brigadas Internacionales y a la ayuda soviética. Es el legendario Madrid del “No pasarán” acuñado por la dirigente comunista Dolores Ibárruri (“La pasionaria”).
Tras el fracaso, Franco decide realizar una serie de maniobras envolventes para tomar la ciudad y aislarla, pero la extraordinaria defensa republicana en el Jarama y sobre todo en Guadalajara (primera gran victoria republicana ante los italianos) se lo impidieron. Esta primera fase en ambos bandos está marcada por el protagonismo de las milicias, que posteriormente serían militarizadas o disueltas a favor de una regularización, centralización y profesionalización de las mismas. En ellas participaron históricos líderes como Líster, Modesto, El campesino, Mera, y sobre todo Durruti, llegado desde Cataluña con sus milicias de la CNT/FAI en pleno asedio de Madrid.
La campaña del norte (abril-octubre 1937): Los sublevados dirigieron sus esfuerzos al norte, aprovechando su aislamiento y sobre todo la ayuda italiana y de la Alemania nazi (bombardeo de Guernica por la legión Cóndor, el primer gran bombardeo aéreo sobre la población civil). El general Mola y su ejército ocuparon Vizcaya, Santander y finalmente en Asturias, sin que los republicanos pudieran impedirlo con sus ofensivas de distracción en Brunete o Belchite (ordenadas por el Jefe del Estado Mayor republicano, el general Vicente Rojo). La pérdida del norte supuso un duro varapalo para los republicanos, que perdían una importantísima zona industrial.
El avance hacia el Mediterráneo (noviembre 37-junio 38): El ejército republicano trató de tomar la ofensiva, desencadenando un importantísimo ataque en Teruel, donde tuvo lugar una de las grandes batallas de la guerra durante el crudo invierno del 37 y 38. Los republicanos consiguieron al final ocupar una capital de provincia, pero el ejército de Franco, se rehízo y recuperó la ciudad tras durísimos combates. Tras ello, y aprovechando el desgaste y desmoralización republicana inició la ofensiva sobre Aragón, tratando de dividir la zona republicana y llegar al mar. Tras la ocupación del Maestrazo y Castellón Franco consiguió su objetivo, dividiendo el territorio republicano, y aislando a Cataluña.
La batalla del Ebro y la ocupación de Cataluña (julio 1938-febrero 1939): Con la guerra muy en contra, el general republicano Rojo propuso una gran ofensiva para intentar recuperar la iniciativa en la contienda. Fue la batalla del Ebro, la mayor de toda la guerra, que intentó frenar el avance franquista hacia Valencia y volver a unir el territorio republicano. Pese a los éxitos iniciales de los republicanos en el cruce del Ebro, Franco envió refuerzos y consiguió detener el ataque, contratacando y recuperando el territorio. En noviembre terminó la ofensiva.
El ejército republicano quedaba derrotado y sus fuerzas se
batían en retirada. Se inicia entonces la
campaña de Cataluña (invierno 1938-39), que daría paso al final de la guerra: una
tras otra caen las capitales catalanas (Tarragona, Barcelona y Gerona), sin
casi oponer resistencia, pasando el control de la frontera a manos nacionales.
El gobierno republicano, ya en el exilio, intenta negociar la paz pero Franco,
convencido de la victoria continuó la guerra.
El
final de la guerra (febrero-abril1939) Desaparecido el frente
de Cataluña, el general Casado se opuso a la política de resistencia del
presidente Negrín, y se sublevó en Madrid: constituyó (4 marzo 1939) el Consejo
Nacional de Defensa, junto con el socialistaJulián Besteiro, y aplastó la resistencia de las
fuerzas fieles al gobierno (principalmente comunistas). Sus propósitos de obtener una paz negociada con
Burgos fracasaron y Julián Besteiro tuvo que aceptar la rendición sin
condiciones impuesta por Franco.En Marzo termina la resistencia en Levante y en
el resto de España, al entrar las tropas nacionales en Madrid. Franco dictaba su el último parte de guerra, el 1 de abril de 1939, la guerra había terminado.
La evolución política de las dos zonas durante la guerra fue muy
compleja:
Tras el golpe de estado, ni el gobierno de Casares Quiroga ni el efímero de Diego Martínez Barrio fueron plenamente conscientes de la gravedad de la situación, y,desbordados, dimitieron al no poder buscar una solución negociada con los golpistas y sobre todo por negarse a entregar armas al pueblo por temor a una revolución social. El 19 de julio el
poder pasó a José Giral, hombre de la confianza del presidente Azaña que finalmente entregó las armas a las organizaciones obreras, disolviendo el ejército por temor a que se pasaran al enemigo. Pese a ello, el avance franquista y la incapacidad del gobierno para controlar la situación le obligaron a dimitir en septiembre del 36. Durante estos meses existió un doble poder, por una parte los gobiernos republicanos y autonómicos, y por otro lado los comités obreros que eran dueños de las calles y paradójicamente sostenían al gobierno al que ignoraban.
En el Bando Republicano el principal problema fue la falta de una dirección política única debido a la división entre los que veían prioritario ganar la guerra y sostener al gobierno (los diferentes gobiernos republicanos, socialistas y sus apoyos, comunistas y nacionalistas), y los grupos anarquistas, sindicalistas (CNT, FAI) , el sindicato socialista UGT o el POUM, que paralelamente a la guerra llevaron a cabo una revolución social. La participación en la guerra de estos grupos revolucionarios se realizó a través de las Milicias, poco entrenadas pero muy motivadas, que no reconocían el mando de los oficiales republicanos y que dificultaban las operaciones militares de envergadura.
En el Bando Republicano el principal problema fue la falta de una dirección política única debido a la división entre los que veían prioritario ganar la guerra y sostener al gobierno (los diferentes gobiernos republicanos, socialistas y sus apoyos, comunistas y nacionalistas), y los grupos anarquistas, sindicalistas (CNT, FAI) , el sindicato socialista UGT o el POUM, que paralelamente a la guerra llevaron a cabo una revolución social. La participación en la guerra de estos grupos revolucionarios se realizó a través de las Milicias, poco entrenadas pero muy motivadas, que no reconocían el mando de los oficiales republicanos y que dificultaban las operaciones militares de envergadura.
La República tuvo que enfrentarse al doble reto de derrotar al ejército sublevado y de controlar la revolución social, que internacionalmente le restaba apoyos en ciertos estados (GB, EEUU) pero que había sido fundamental en los inicios de la guerra para frenar a los golpistas. Los episodios de anticlericalismo radical ayudaron a que los católicos y buena parte de las clases medias simpatizarán con el bando nacional, que consideraban garantizaba el orden y la propiedad. También influyó en esto las represalias indiscriminadas contra los enemigos de la clase obrera (paseíllos,sacas de presos como en Paracuellos del Jarama, y asesinatos de terratenientes, burgueses, sacerdotes, políticos como José Antonio Primo de Rivera, etc.) que se dispararon en las primeras semanas de la guerra al entregarse armas al pueblo.
Todo ello fue en gran parte una respuesta a la durísima represión llevada a cabo especialmente por el ejército de Franco en Andalucía o Extremadura, así como en los lugares donde triunfó el alzamiento.
Al mismo tiempo, en muchos lugares de España se dieron experiencias sociales únicas en Europa, comunismo libertario, abolición del dinero, y sobre todo colectivizaciones de los medios de producción, los transportes y la industria, legalizándose las ocupaciones de las grandes fincas que habían llevado a cabo algunos jornaleros desde febrero del 36. Por otra parte la relación del gobierno central con los gobiernos de Cataluña (con Lluis Companys a frente) y del País Vasco (con el Lehendakari Aguirre y el recién concedido estatuto de autonomía) fue tensa y difícil
El gobierno de Largo Caballero (septiembre de 1936 – mayo de 1937) líder de la UGT y del PSOE, fue un gobierno de coalición en el que participaron todos los sectores (republicanos, socialistas, comunistas y anarquistas). El gobierno de Largo Caballero tomaría el control de la situación, disolviendo las milicias en el recién creado Ejército Popular de la República y poniendo freno a la represión espontánea. La creciente influencia soviética a través del PCE, la caída de Vizcaya o la pérdida de Málaga, junto con el enfrentamiento con su compañero Indalecio Prieto marcarían el declive de este gobierno. La caída de Largo Caballero se produjo a raíz de la crisis de Mayo de 1937 en Barcelona, al atacar las fuerzas del gobierno el edificio de la telefónica que controlaban los anarquistas junto con el apoyo del POUM, muriendo muchos de sus dirigentes (Andrés Nin fue detenido y ejecutado en Madrid por agentes soviéticos y el POUM ilegalizado). Se impuso el orden gubernamental pero la coalición se rompió. (Estos hechos se enmarcan en el debate entre guerra o revolución y las luchas por el control de la situación entre comunistas, socialistas y anarquistas, sin olvidar la tensa relación con el gobierno del nacionalista Lluis Companys en Cataluña. )
El gobierno de Negrín (mayo 1937- abril 1939) también socialista, e instalado en Barcelona, continuó con la política de control y centralización. Su ministro de la guerra fue Indalecio Prieto (socialista moderado), el cual, tras la pérdida de Teruel en febrero de 1938 defendió la postura de negociar una paz ventajosa pues consideraba que la guerra estaba perdida, pero fue acusado de derrotista y tuvo que dimitir. Negrín intentó establecer unas condiciones mínimas para negociar la paz en los llamados 13 puntos de Negrín: independencia,democracia, sufragio universal, reforma agraria, defensa de la propiedad, libertades regionales, amnistía general, etc., que Franco no aceptó. Negrín pensaba que alargar el conflicto podría hacerlo enlazar con la inminente guerra mundial ("resistir es vencer"). Sin embargo, tras los acuerdos de Múnich con Hitler,desaparecido el frente de Cataluña, dimitido Azaña como presidente de la República y tras el mencionado Golpe de estado de Casado en Madrid, Negrín cruzó la frontera junto con los restos del gobierno republicano, marchando al exilio.
En el Bando nacional hasta octubre de 1936 no se planteó la organización de un sistema político y administrativo. Su única directriz era la resistencia al separatismo, al ateísmo, al comunismo y la lucha contra la anarquía. Pero tras la resistencia de Madrid y la evidencia de que la guerra sería larga, no se pudo aplazar la creación de un mando único que evitará la desintegración. Se creó, en Burgos, la Junta de Defensa Nacional, que nombró al general Francisco Franco Jefe de Gobierno, del Estado y del Ejército, concentrando así todo el poder político y militar en su persona tras la muerte de Sanjurjo y Mola y el prestigio adquirido con el ejército de África en su avance hasta Madrid.
Para evitar divisiones políticas entre los afines al alzamiento, en abril de 1937 Franco promulgó el Decreto de Unificación por el cual falangistas y carlistas se integraban en un partido único llamado Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS), con Franco como caudillo.
Franco, que carecía de ideas políticas definidas, fue aconsejado por su cuñado, Serrano Suñer, germanófilo y filonazi, consciente de la importancia de crear un estado con unas instituciones, una legalidad y una ideología que lo respaldase. Las ideas de Franco eran muy simples, derivadas del pensamiento militar del siglo XIX: unidad del estado (fin de separatismos), orden y jerarquía, a lo que se unía un intenso catolicismo y tradicionalismo y un fuerte rechazo del comunismo , la masonería, y de todo tipo de asociaciones de izquierda.
En el plano económico, el bando republicano comenzó la guerra optimista, al controlar las zonas industriales y más pobladas de España, así como las reservas del Banco de España. A lo largo de la guerra, las compras de material bélico a la URSS (el "oro de Moscú") de la propaganda franquista y los gastos derivados del conflicto hicieron agotarse los fondos, teniendo muchas dificultades de financiación y aprovisionamiento, por la política de no intervención Esto no hizo más que agudizarse a lo largo de la guerra, cuando la pérdida de territorio era constante, siendo fundamental la del norte industrial. El hambre y la escasez en los frentes y en la retaguardia fueron una constante durante la guerra.
El bando sublevado contó desde el principio con la ayuda económica de los grandes grupos de poder internacional y nacional (destacando el banquero Juan March) , créditos muy ventajosos por parte de sus aliados italianos y alemanes, así como material militar. Empresarios norteamericanos y británicos dotaron a Franco del mismo modo de camiones, petróleo y créditos.
• En cuanto a los costes
económicos: La producción agraria disminuyó en algo más del 20% y la industria
en más del 30%. Así mismo, se destruyeron total o parcialmente unas 500 000
viviendas. Quedó inservible más de un tercio de la marina mercante y una parte
considerable del tendido ferroviario y de la red de carreteras. Por otro lado España
había perdido gran parte del oro del Banco de España y el gobierno de Franco se
había endeudado con Alemania e Italia. Tendrán que pasar más de 20 años para recuperar los niveles previos a la guerra.
• En cuanto al número de muertos podría superar los 500 000 entre el frente y la retaguardia. La represión en los dos bandos se cobró al menos 145 000 víctimas, muchas de ellas, especialmente las republicanas, se encuentran todavía hoy sin identificar ,ni encontrar, debido a la inmensa cantidad de fosas comunes y de ejecuciones sin datos. (el caso de Lorca es el más famoso). Pero además entre 28 000 y 50 000 personas fueron fusiladas y muchas más encarceladas una vez acabada la guerra, falleciendo miles de ellos por las condiciones deplorables de las cárceles (Besteiro o Miguel Hernández son buenos ejemplos) Las consecuencias demográficas se hicieron patentes en la caída de la natalidad y en la evolución posterior de la pirámide de población española.
• En cuanto al número de muertos podría superar los 500 000 entre el frente y la retaguardia. La represión en los dos bandos se cobró al menos 145 000 víctimas, muchas de ellas, especialmente las republicanas, se encuentran todavía hoy sin identificar ,ni encontrar, debido a la inmensa cantidad de fosas comunes y de ejecuciones sin datos. (el caso de Lorca es el más famoso). Pero además entre 28 000 y 50 000 personas fueron fusiladas y muchas más encarceladas una vez acabada la guerra, falleciendo miles de ellos por las condiciones deplorables de las cárceles (Besteiro o Miguel Hernández son buenos ejemplos) Las consecuencias demográficas se hicieron patentes en la caída de la natalidad y en la evolución posterior de la pirámide de población española.
• Los que pudieron optaron por
exiliarse, en torno a medio millón de españoles abandonó el país huyendo de la
represión, enfermando o muriendo muchos de ellos posteriormente debido a las pésimas condiciones de los refugiados en el sur de Francia (Antonio Machado)moriría al poco de cruzar la frontera francesa). Dramático fue del mismo modo el destino de "los niños de la guerra", embarcados rumbo a la URSS, Francia o Gran Bretaña, especialmente tras la caída del norte. Una parte muy significativa del exilio lo compusieron algunos de los mejores intelectuales y científicos
del país con lo que el panorama cultural quedó muy empobrecido. Mención aparte merecen los españoles que,tras ser despreciados por el gobierno colaboracionista francés de Vichy, y en plena segunda guerra mundial continuaron la lucha, se enrolaron en la resistencia antifascista francesa y llegaron a ser los primeros en entrar en París ("la nueve" dentro de la división Lecrerc), creyendo que las potencias aliadas liberarían España después de vencer a Hitler.. Desgraciadamente muchos otros exiliados fueron encarcelados y asesinados en campos de concentración nazis (Largo Caballero murió tras ser liberado de Sachsenhausen) o entregados a Franco (Lluis Companys, fusilado en 1940).
-La consecuencia política inmediata de la guerra fue la instauración de un régimen fascista (según resolución de la ONU) que fue evolucionando hacia una dictadura militar: el Franquismo que duraría casi cuarenta años. España siguió un camino completamente apartado de las democracias occidentales después de la segunda guerra mundial, lo que supuso un grave aislamiento internacional que condicionó la evolución de la sociedad, la economía y la cultura españolas.
-La consecuencia política inmediata de la guerra fue la instauración de un régimen fascista (según resolución de la ONU) que fue evolucionando hacia una dictadura militar: el Franquismo que duraría casi cuarenta años. España siguió un camino completamente apartado de las democracias occidentales después de la segunda guerra mundial, lo que supuso un grave aislamiento internacional que condicionó la evolución de la sociedad, la economía y la cultura españolas.
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