Albert Camus: "A pesar de las ilusiones racionalistas, e incluso marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad."

lunes, 12 de noviembre de 2018

Los Austrias del siglo XVII: el gobierno de validos. La crisis de 1640.

Conde-duque de Olivares, por Velázquez.

Los Austrias del siglo XVII, conocidos como menores en comparación a sus antecesores Carlos I y Felipe II, y poco interesados en las tareas de gobierno, facilitaron el auge de la figura del valido, privado o favorito, un ministro que ejerce el poder absoluto por delegación real, siempre y cuando cuente con la plena confianza del monarca. El fenómeno no es exclusivamente español, ya que figuras como Richelieu en la Francia borbónica o Buckingham en la Inglaterra de los Estuardo, son equiparables.
El duque de Lerma, por Rubens.

Durante el reinado de Felipe III (1598-1621), el valido fue el Duque de Lerma, el cual llevó a cabo una escandalosa política económica (nepotismo, traslado de la corte a Valladolid, venta de cargos públicos) que unida a la situación de la hacienda estatal llevó a la Monarquía Hispánica a firmar paces con Inglaterra (1604) o con los rebeldes holandeses (1609, tregua de los 12 años).
 En su reinado, el principal acontecimiento interno fue la expulsión de los moriscos en 1609, motivada por su supuesto apoyo a los turcos y a la piratería berberisca. Con su expulsión, las huertas levantinas y aragonesas, así como muchos oficios castellanos quedaron abandonados, lo que agravó aún más la crisis económica secular.
Embarque de los moriscos expulsados en Valencia.

El largo reinado de Felipe IV (1621-1665) estuvo marcado por la figura de su valido, el todopoderoso durante dos décadas conde-duque de Olivares, quien desde su cargo impulsó una política de recuperación del prestigio internacional de la monarquía, lo que le llevó a participar en numerosas guerras como la de los 30 años en Alemania, la guerra con Francia desde 1635 o la reanudación de la guerra en Flandes. En este contexto bélico destacó su fallido proyecto de la Unión de Armas, en 1626, por el que pretendía que todos los reinos de la Corona ayudasen al esfuerzo militar castellano mediante la entrega de dinero o soldados. La propuesta centralizadora chocó con los fueros y privilegios de los distintos reinos y generó sublevaciones en Vizcaya, Andalucía , Nápoles o Sicilia, pero sin duda las más graves fueron las que se produjeron en la crisis de 1640:
-La rebelión de Cataluña: Los incidentes provocados por las tropas españolas en Cataluña (desde donde luchaban contra Francia) desataron el Corpus de Sangre (7 de junio) en el cual los segadores entraron en la ciudad y se sublevaron, asesinando al virrey Santa Coloma. Tras el ofrecimiento de la Generalidad de vincularse a Francia y la larga guerra que se declaró, Cataluña juró fidelidad a Felipe IV en 1652, comprometiéndose el rey a respetar sus fueros y privilegios.
El "Corpus de Sangre", la rebelión de los segadores.

-La independencia de Portugal:  Aprovechando los sucesos en Cataluña, Portugal, que aspiraba a independizarse de la Corona española al ver peligrar su imperio colonial por la enemistad de Holanda e Inglaterra, proclamó como rey a Juan IV de Braganza.  El apoyo europeo, la situación catalana y los múltiples frentes en los que se encontraba inmerso la Monarquía Hispánica llevaron a reconocer, años después, la independencia contra la que poco pudo hacer la Corona. Solamente Ceuta quedaría vinculada a España desde entonces
Juan IV de Braganza, rey de Portugal.

La situación de guerra total y colapso llevó a Felipe IV a prescindir de su valido en 1643, siendo sustituido por Luis de Haro.
-En el reinado de Carlos II (1665-1700) la minoría de edad del rey obligó a la regente, la reina Mariana de Austria, a confiar en validos como el padre Nithard o Valenzuela. Más adelante fue el hermanastro del rey Juan José de Austria el que llevó las riendas del poder dada la mala salud del rey y su escasa preparación .Finalmente el duque de Medinaceli o el conde de Oropesa, dirigirán la política, aunque se les debe considerar más bien primeros ministros que validos.
Juan José de Austria.

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