Albert Camus: "A pesar de las ilusiones racionalistas, e incluso marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad."

lunes, 10 de diciembre de 2018

La Guerra de la Independencia: antecedentes y causas. Bandos en conflicto y fases de la guerra.



A finales del siglo XVIII y principios del XIX Europa vive un momento de transición,  el traumático paso del Antiguo Régimen al sistema liberal, defensor de la división de poderes, la soberanía nacional y las libertades individuales. Con la influencia de la Ilustración como telón de fondo, las revoluciones americana y francesa serán los acontecimientos que dinamitarán el cambio. En el ámbito hispano nos remitiremos al reinado de Carlos IV (!788-1808) y a la Guerra de Independencia (1808-1814) para comenzar a hablar de la crisis del Antiguo Régimen. 

Carlos IV sucedió a su padre, Carlos III, en 1788. Su reinado estuvo condicionado por los graves problemas de la hacienda estatal y sobre todo por el estallido de la revolución francesa (1789); tras las derrotas militares iniciales ante la República francesa, tras la Paz de Basilea (1795), España volvió a una política de colaboración y dependencia con Francia que la llevó a la derrota de Trafalgar en 1805 ante Gran Bretaña, que supuso el hundimiento de España como potencia marítima.


Cuando Carlos IV accedió al trono mantuvo como primer ministro, por recomendación de su padre, a Floridablanca, pero por influencia de la reina María Luisa de Parma, Manuel Godoy, un joven Guardia de Corps, ascendió al cargo de primer ministro, siendo el verdadero gobernante de España.
En 1807 Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, en virtud del cual se permitía a las tropas francesas su paso por territorio español para conquistar Portugal, país aliado de Inglaterra. Con este pretexto Napoleón dispuso sus tropas en distintas partes de España. Godoy al comprender el peligro, intentó trasladar a la familia real a Andalucía, pero en marzo de 1808 estalló el motín de Aranjuez, lugar donde se encontraba la Corte.

El origen del motín estaba en el partido que se había formado en torno al príncipe heredero, futuro Fernando VII, opuesto al excesivo poder y protagonismo de Godoy.. Tras un primer intento frustado en El Escorial, este partido fomentó el descontento entre grupos populares que fueron quienes protagonizaron el motín de Aranjuez asaltando el palacio de Godoy.


Carlos IV se vio obligado a destituir a Godoy y a abdicar a favor de su hijo Fernando. Napoleón, entonces, logró atraer a la ciudad francesa de Bayona a Carlos IV y a Fernando VII, obligándoles a abdicar en él la corona y cediéndosela a su vez a su hermano José Bonaparte, que con el nombre de José I se convirtió así en rey de España y promulgó la Constitución o Estatuto de Bayona, en realidad una carta otorgada, que pretendía modernizar las estructuras políticas españolas tomando como modelo el sistema francés.

El dos de mayo de 1808, cuando el resto de la familia real española pretendía abandonar el Palacio de Oriente, el pueblo madrileño se amotinó; pocas horas después, el general Murat reprimía la revuelta fusilando a centenares de personas como escarmiento.Al conocerse la noticia de las abdicaciones de Bayona y los sucesos de Madrid se extendió la insurrección por todo el territorio español, quedando dividido en dos bandos, lo que hace de este conflicto no sólo una guerra contra el invasor, sino también una guerra civil.


Por un lado, los territorios ocupados por el ejército francés, que contaba con el apoyo de los afrancesados, entre los que estaban algunos reformistas ilustrados que pretendían una modernización pacífica y gradual.
Por otro lado, estaba la resistencia que afirmaba luchar en nombre de Fernando VII, pero dentro de este bando estaban dos grupos ideológicos:
Los liberales, que pretendían establecer un nuevo tipo de monarquía.
Los absolutistas, partidarios del antiguo régimen y del retorno de Fernando VII como monarca absoluto.
Para controlar la situación, en las zonas no ocupadas se crearon juntas locales, que se integraron en juntas provinciales que asumieron la autoridad en nombre de Fernando VII. Con delegados de las juntas provinciales quedó constituida, en septiembre de 1808, bajo la presidencia de Floridablanca, la Junta Central Suprema, que en 1810 traspasó sus poderes a un Consejo de Regencia que se estableció en Cádiz y que convocó cortes generales que llevarán a cabo un conjunto de decretos y sobre todo, la Constitución de 1812 lo que supone el primer intento de transformación liberal que se produjo en España.

En junio de 1808, con el objetivo de reprimir los levantamientos populares e instaurar el régimen de José I, un ejército de 17000 hombres se adentró en España confiando desplegarse en abanico y controlar así los puntos fundamentales del país. Pero la inesperada resistencia de los españoles desbarató en un primer momento los proyectos de Napoleón.


La resistencia contaba con la ayuda del ejército inglés y con la guerrilla, formada por antiguos soldados, voluntarios civiles e incluso bandoleros, que atacaban por sorpresa al enemigo con acciones rápidas, valiéndose de su conocimiento del terreno y la complicidad de la población civil. Algunos dirigentes alcanzaron gran prestigio, como El Empecinado o Espoz y Mina.

Hasta noviembre de 1808, la resistencia consiguió algunas victorias como la de Bailén, y algunas ciudades cuya toma se preveía fácil, como Zaragoza o Gerona se resistieron a la ocupación, produciéndose sitios o asedios que duraron varios meses.
José I se vio obligado a abandonar Madrid y establecerse en Vitoria. Napoleón decidió dirigir él mismo las operaciones en España, donde permaneció unos pocos meses, al frente de un ejército de 250 000 hombres. José I regresó a Madrid, mientras la Junta Central se refugiaba en Sevilla y luego en Cádiz. Sólo algunas zonas quedaron libres.

Pero la situación cambió en la primavera de 1812, Napoleón necesitaba efectivos en el frente ruso, lo que facilitó la victoria del general Wellington al frente de tropas inglesas, portuguesas y españolas, ayudadas por partidas de guerrilleros, que derrotó a los franceses en Arapiles, los expulsó de Andalucía y los presionó hasta su retirada. En 1813 los derrotó en la batalla de San Marcial, (Irún). A finales de 1813 se firmó el tratado de Valençay, por el que Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España, tras una cruenta guerra que causó aproximadamente medio millón de víctimas, una profunda crisis económica y el fin del imperio español en América. Además, la represión del liberalismo generará continuos levantamientos y luchas que salpicarán el reinado de Fernando VII “el Deseado”.



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