Albert Camus: "A pesar de las ilusiones racionalistas, e incluso marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad."

lunes, 11 de febrero de 2019

El problema de Cuba y la guerra entre España y Estados Unidos. La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas.


Tras la independencia de las colonias americanas entre 1810 y 1825, España trató de mantener los restos de su imperio de ultramar durante todo el siglo XIX. Pese a ello en 1898 Cuba, Puerto Rico y Filipinas dejaron de pertenecer a España, hecho que supuso un gran impacto para la sociedad de la época, y por ese motivo es conocido como el "Desastre del 98".


Cuba: El colonialismo y el esclavismo suscitaban un gran debate en la opinión pública española, a lo que se sumaba los vínculos sentimentales que unían a España con Cuba en concreto desde la llegada de Colón en 1492. Sin embargo los intereses económicos eran los auténticamente importantes, ya que el azúcar, el cacao y el tabaco y sus plantaciones suponían grandes beneficios para la aristocracia social de la isla y los gobiernos españoles. 

Los líderes cubanos, entre los que destacaba José Martí, Carlos Manuel de Céspedes o  los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, vinculando ideales liberales e independentistas, reclamaban la separación de la metrópoli. Con el Grito de Yara en 1868 se inició la primera intentona, conocida como la guerra de los 10 años, concluida en 1878 con la Paz o Convenio de Zanjón y la entrada de Martínez Campos en La Habana.

Las promesas de mayor autonomía por parte de España no se concretaron y la guerra de independencia de Cuba se inició en 1895, con un nuevo levantamiento, liderado por José Martí, con el grito de Baire, apoyado por la población negra y mulata. El avance cubano obligó a los españoles a enviar al enérgico  Valeriano Weyler, que recurriendo a medidas extremas (quema de cosechas, reclusión de la población) y con más de 200.000 soldados estuvo cerca de acabar con la guerra. En ese momento se concedió la autonomía a la isla, pero la medida llegaría tarde. El apoyo de los Estados Unidos en 1898 decidiría la guerra. 

Estados Unidos tenía intereses económicos en la isla, y ya había intentado comprarla en varias ocasiones. Además, la prensa sensacionalista, liderada por Pulitzer o Hearst, avivó los ánimos presentando a los españoles como verdugos del pueblo cubano que ansiaba su libertad. La intervención militar norteamericana se produjo tras la polémica (accidente o sabotaje) voladura del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana (febrero 1898). Tras acusar a España, el presidente McKinley declaró la guerra.  El gobierno de Sagasta (que sucedió a Cánovas tras su asesinato un año antes) y la prensa crearon una burbuja de opinión en España favorable a la guerra y que esperaba vencer a los norteamericanos. El enfrentamiento bélico tuvo dos escenarios


-En el archipiélago filipino la escuadra española fue destruida en mayo en Cavite, en un enfrentamiento desigual con la poderosas armada norteamericana . La insurrección filipina se había iniciado en 1896 liderada por José Rizal, y tras su fusilamiento, por la sociedad secreta Katipunan. 


-En el Caribe, la flota española al mando del almirante Cervera fue aniquilada en Santiago por los norteamericanos, pese a que salió a combatir sin ninguna posibilidad de éxito.  
Tras la pérdida de ambas flotas, las tropas españolas, diezmadas y sin apoyo, no pudieron continuar la lucha (aunque siguieron resistiendo algunos focos aislados, como en Baler, los "últimos de Filipinas"). Poco después de la rendición de Santiago en Cuba y de la ocupación estadounidense de Puerto Rico se iniciaron las conversaciones que llevarían al tratado de París.
La Paz de París (diciembre 1898 ) reconocía la independencia de Cuba, así como el protectorado norteamericano sobre Puerto Rico, Guam y Filipinas (rechazado por los filipinos). Mas tarde España vendería a Alemania las islas Carolinas y Marianas. 

Las pérdidas humanas: Cerca de 45.000 soldados españoles murieron a lo largo de la contienda, principalmente debido a enfermedades tropicales (casi todos ellos de familias pobres que no podían evitar el reclutamiento), y más de 200.000 cubanos, en gran parte por el cruel e inhumano trato en los campos de concentración de Weyler. En Filipinas, tras la represión española, la ocupación norteamericana generó una nueva guerra que acabó con el 10 por ciento de la población filipina, cerca de un millón de víctimas, la mayoría civiles. 

La crisis de 1898: Consecuencias económicas, políticas e ideológicas

Las repercusiones por las pérdidas territoriales del 98 y la humillante manera de hacerlo fueron enormes, y provocaron un gran impacto en la intelectualidad española y en la opinión pública.

Económicamente, la pérdida de materias primas baratas y muy extendidas como el tabaco,cacao o el azúcar, junto con el repliegue proteccionista para proteger el textil catalán (que perdió el monopolio americano) fueron las consecuencias más inmediatas. La repatriación de capitales de las colonias supuso un cierto impulso para la banca o la industria, pero en términos globales la exportación descendió bruscamente y la economía española quedó reducida a su escaso mercado. 

Políticamente las consecuencias fueron muy importantes. Las responsabilidades por el desastre y por la gestión de la guerra avivaron intensos debates y comenzaron a resquebrajar el sistema de la Restauración,haciendo visibles sus enormes carencias. Desde entonces será creciente el nacionalismo catalán y vasco, así como el republicanismo y el socialismo. La cantidad de vidas humanas perdidas y las condiciones en las que volvían los soldados avivaron la búsqueda de culpables y las críticas a los partidos dinásticos.

Ideológicamente se dieron diversos procesos. Por una lado nacerá la corriente regeneracionista,  que aspiraba a resucitar al país mediante la solución de los problemas reales, acabando con el sistema oligárquico y caciquil, como denunciaba Joaquín Costa, su principal representante, con su lema "despensa y escuela". Por otra parte el sentimiento nacionalista español se desarrolló en la creencia de que la decadencia de España se debía al abandono de sus valores tradicionales. En este sentido escribirán varios de los representantes de la generación del 98, como Maeztu o Unamuno.  Otros grandes autores de la época, vinculados generacionalmente al 98 como Machado, Baroja o Valle-Inclán, coincidirán en denunciar los problemas de España e intentar sacudir la conciencia de un país aletargado.


La necesidad de revisar el estilo de gobierno de la Restauración parecía evidente, y así, los nuevos líderes de los partidos dinásticas lo intentarán (Antonio Maura y Canalejas) asumiendo algunas de las propuestas regeneracionistas. Pese a ello, el papel de España a nivel internacional quedaba muy relegado a un papel secundario, el desgaste del ejército fue notable, y fruto de ello serían las aventuras coloniales en el norte de África que intentarán compensar la pérdida del Imperio de ultramar. 





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