Corría el año 1808 y Napoleón y el imperio francés dominaban Europa. Tras el sainete registrado en Bayona, las vergonzantes abdicaciones de los borbones Carlos IV y Fernando VII, José I, hermano de Napoleón, reinaba en España, aunque sólo en teoría. Tras el 2 de mayo, y el levantamiento posterior de toda España, y tras la entrada de los ingleses en territorio español, la península era testigo de una cruel guerra que se alargaría 5 años más. Después de la derrota francesa en Bailén, el mismísimo emperador viaja a España con su ejército, se dirige a la capital, y victorioso en Somosierra, entra en Madrid. Tras unas semanas descansando,legislando desde Chamartín (recordemos la abolición del régimen feudal o la inquisición) y organizando la contienda, y en pleno invierno, se lanza con sus tropas a perseguir al General británico Moore que se encontraba en Castilla León, para lo cual debe atravesar la sierra de Guadarrama. En la nochebuena de 1808, el ejército de Napoleón enfila el puerto del León (una de las carreteras más modernas y transitables de la época), pero una gran nevada y ventisca se levantan en la sierra. Pese a las advertencias de los habitantes, conocedores de los peligros del temporal en la montaña, Napoleón somete a sus tropas, a sus caballos y a la impedimenta de cañones, bueyes, mulas y carros a una cruel ascensión al puerto. Los testimonios de los oficiales y mandos del ejército son elocuentes hablando de que el frío era mayor que el que habían soportado en Polonia. Incluso tenemos testimonios gráficos, de la mano de cuadros y grabados como los que ilustran esta entrada.
El propio Napoleón pasó unas horas angustiosas, ateridos de frío y con muchas dificultades para no ser arrastrados por el terrible viento, el hielo y la nieve. Una vez coronado el puerto, y tras proveer a sus hombres, descendió hacía el Espinar a descansar del terrible paso de la sierra. Una vez más la audacia de Napoleón, su carácter imprevisible, pero genial, le otorgó una ventaja decisiva, de momento, al hacer retroceder a los ingleses hasta embarcarse en Galicia. Pese a ello, y poco tiempo después, precisamente por las complicaciones de la guerra en España y el colapso en la campaña rusa, su estrella se iría apagando y terminaría sus días lejos de Francia y de Europa,recluído por los ingleses en la tropical Santa Elena, Como muestra de su carácter, el lacónico mensaje que sobre el paso del puerto le hizo a José Bonaparte:
"Hermano, he pasado el Guadarrama con una partida de mi guardia y con un tiempo bastante desagradable"
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