Albert Camus: "A pesar de las ilusiones racionalistas, e incluso marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad."

miércoles, 19 de junio de 2013

La estatua ecuestre de Felipe IV. 1640


Es bien conocida (o quizás no tanto) la única combinación de artistas que dio luz a la estatua ecuestre del rey Felipe IV que hoy preside la plaza de oriente.
Obra del toscano Pietro Tacca en 1640, con bocetos de Velázquez y primera versión de la cabeza del escultor sevillano Martínez Montañés, contó del mismo modo con el asesoramiento científico de Galilelo Galilei. La obra, realizada en bronce, fue la primera realizada con el caballo sustentado sobre sus dos patas traseras, en corveta, y se debe al sistema de contrapesos diseñado por el propio Galilei. Tras desavenencias con Felipe IV por el escaso parecido de la cabeza que realizó Tacca, fue su hijo el que realizó la definitiva, con poco acierto también. Sin embargo, la estatua, que se alza sobre el pedestal a día de hoy, luce orgullosa frente a Madrid y al Palacio Real y la Opera, tras su traslado desde el parque del Retiro.
Precisamente en 1640 la monarquía hispánica del cuarto Felipe se encontraba en plena vorágine interior y exterior, cerca del colapso y cerca de la gloria, casi siempre por las armas, gobernada por el conde-duque de Olivares y castigada por tantos y tantos frentes abiertos por todo el orbe (Portugal, Cataluña, Flandes, Alemania, las Indias orientales y occidentales, Andalucia, Italila..). Pestes, malas cosechas impuestos y devaluaciones azotaban al pueblo español, especialmente al castellano.
 Y sin embargo, en la corte, en la república de las letras y las artes, el esplendor barroco, el genio creativo que culminó el siglo de oro español seguía deslumbrando Europa y hoy día todavía nos asombra.

Entre turistas y viandantes, la plaza y su fabuloso palacio no dejan apreciar la escultura. Bajo sus pies, sin embargo, y como pasa con la de la Felipe III de la plaza mayor (majestuosa y serena obra de Juan de Bolonia) sólo entonces se puede apreciar el prodigioso trabajo técnico y artístico de las obras, especialmente la de Tacca, con su caballo encabritado alzando al rey más poderoso de su tiempo, dueño de un imperio a punto de iniciar su ocaso. El mejor museo al aire libre es la historia misma y el arte que nos encontramos en los espacios que un día albergaron a nuestros protagonistas. .

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